Siganme los buenos

¡Ven muchacha sonrisa de cristal! ¡Cuéntame tus penas,
ábrete a mí!
Dime tus deseos, tus sueños, tus miedos.
Dime de que color quieres que pinte el cielo, y por ti lo haré.
Eres mi amiga, y por ti conquistaría desiertos de cemento,
ciudades de arena.
Por ti cambiaría el nombre a las cosas,
lo blanco sería negro, y lo negro gris.
No tiene sentido, y lo sé,
porque vivo en el mundo del revés,
pero por ti querida amiga, cambiaría y lo sabes bien.
Pues ya no hay nada que me impida mostrarme como soy.
Tú has entrado en mí, sin permiso, y no me quejo, pues bien, me haces bien.
Me haces llorar de risa, y reírme para no llorar.
Eres culpable de que mi boca se canse de decir "te quiero",
y de que mis ojos se hayan vuelto adictos a tu belleza.
¡Ven muchacha mejillas de algodón! ¡Quiero embriagarme en tu amistad!
Calmar tus penas, cuando las tengas, cuidarte de todo mal.
Porque tu eres, lo más valioso en esta tierra, una amiga de verdad.

Paraguas

Lo veo sentado en la vereda de enfrente, como todos los días. Está siempre en ese rincón desde que el invierno terminó. Jamás hablamos, siempre nos miramos, parece que solo servimos para eso, observarnos detalladamente. No se bien que es lo que sucede, pues siempre que lo miro, mi corazón parece salir de mi cuerpo.
Me intriga conocer su voz. Me gustaría estar cerca de él, y mirarlo, contemplar detalladamente cada rasgo de su rostro.
Tomo coraje y me acerco lentamente.
Cuando llego hacia donde esta él, lo miro, me mira.
Me mira, lo miro, baja su mirada. Pienso que tal vez sería tiempo de retirarme, pero algo me lo impide. Silencio. No nos miramos.
Hay una batalla dentro de mi cabeza, la parte que quiere que me quede, y la parte que me dice a gritos : ¡CORRE! ¿Quién ganará? Sigue la batalla (luego de unos minutos)... Ganaron.
Respiro profundo, flexiono mis rodillas.
Me mira, lo miro, respiro.
-Hola - Me mira, mi mente en blanco, necesito decir algo. Me sigue mirando, entonces miro al cielo. Hay nubes, muchas nubes grises. ¡Dios! Necesito decir algo. Veo que una muchacha, se acerca lentamente, lo mira, me mira, pone cara de enojada. ¿Qué hago? Él sigue sentado en el piso, yo a pocos centímetros de él.
Comienza a llover. Lluvia, dulce lluvia ¿Me ayudaras?
La muchacha saca un paraguas de su bolso y nos mira. Él sigue, sentado y mi mente en blanco. Piensa, piensa ¡Ya sé! Las gotas caían sobre mí.
-Hola - Vuelvo a decir
-Hola -¡Si! Me contestó. La muchacha nos sigue mirando, tengo que hacer algo. Llueve cada vez más fuerte. -Tengo que decirte algo - La muchacha se acerca más, se para al lado mio. Parece que se transformó un un monstruo, sale humo de su cabeza. Me mira, lo mira. Él sigue allí, sentado, con su cara más hermosa de lo que imaginaba. Mi corazón está por salir de mi pecho a correr una maratón.
La lluvia sigue cayendo sobre nosotros. Parece la escena de una película.
-Vamos - Dice la muchacha y me empuja. Le tiende la mano a él. Él me mira, espera unas palabras de mí, pero no puedo, no tengo nada para darle, ni siquiera un misero paraguas ¿Cómo competir contra eso?
El muchacho toma su mano. Se para, me mira, se aleja. Ella me mira y sonríe. Llueve, llueve mucho y yo sigo tirada en el piso.
¿Qué me pasó? ¿Por qué no pude decir nada de lo que pensaba? Estábamos los dos juntos, bajo la lluvia, lo único que faltaba era la declaración de amor y el beso, pero eso solo pasa en las películas. Lo único que yo obtuve de una película, es a la bruja mala linda que se roba al príncipe.
Mi corazón se calmó. Ahora lo único que quería era esconderse.
Cerré mis ojos y me abracé a mi misma.
La lluvia no cesaba.
Pasaron varios minutos, de repente dejé de sentir el agua golpear sobre mi cabeza ¿Había dejado de llover?
Abrí los ojos, y lo contemplé. Alto y radiante con un paraguas como espada, venía a rescatarme.
-Hola - Me dice
-Hola - Le digo
-Tengo algo que decirte - Flexiona sus rodillas. Un muchacho se acerca, me mira lo mira, pone cara de enojado. Cada vez se acerca más a él. Me tiende su mano y me mira ¿Pretendía que me vaya con él?
Mi muchacho sigue parado delante de mí, sin ninguna palabra ¿Qué hago? El paraguas de mi muchacho se va volando, mientras que el otro saca su paragua, presumiéndolo. Me mira, lo miro.
-Tengo muchas cosas que ofrecerte ¿Vienes? - Mi muchacho me mira, pero de una manera muy distinta, parecía que me hablaba. -¿O te vas a quedar con este que ni siquiera paraguas tiene? - Buen punto, si me lo pongo a pensar él también me había abandonado, me había cambiado por un paraguas.
-No cometas mi mismo error - Me dice, el muchacho del paraguas se acerca más - Al fin y al cabo, solo tiene un paraguas. - Me mira lo miro.
Toma mi mano, nos vamos caminando bajo la lluvia. Puedo escuchar los gritos del joven y los de una muchacha.
-Hola - le digo
-Hola - Me dice - Tengo algo que decirte
-Yo primera - Por fin, tenía las palabras justas - Estoy enamorada de ti
-Genial - Me dice - Tengo algo que decirte
-¿Qué cosa?
-Me enamoré de ti.
-Genial -le digo- ¿Cómo te llamas?
-No tengo nombre, llámame como tu quieras, desde ahora y para siempre, soy tuyo
-¿Aunque no tenga paraguas?
-Amo mojarme - Me mira lo miro y otra vez me vuelvo a enamorar.