Siganme los buenos

¡Ven muchacha sonrisa de cristal! ¡Cuéntame tus penas,
ábrete a mí!
Dime tus deseos, tus sueños, tus miedos.
Dime de que color quieres que pinte el cielo, y por ti lo haré.
Eres mi amiga, y por ti conquistaría desiertos de cemento,
ciudades de arena.
Por ti cambiaría el nombre a las cosas,
lo blanco sería negro, y lo negro gris.
No tiene sentido, y lo sé,
porque vivo en el mundo del revés,
pero por ti querida amiga, cambiaría y lo sabes bien.
Pues ya no hay nada que me impida mostrarme como soy.
Tú has entrado en mí, sin permiso, y no me quejo, pues bien, me haces bien.
Me haces llorar de risa, y reírme para no llorar.
Eres culpable de que mi boca se canse de decir "te quiero",
y de que mis ojos se hayan vuelto adictos a tu belleza.
¡Ven muchacha mejillas de algodón! ¡Quiero embriagarme en tu amistad!
Calmar tus penas, cuando las tengas, cuidarte de todo mal.
Porque tu eres, lo más valioso en esta tierra, una amiga de verdad.

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