Siganme los buenos

lo que nunca

haces arreglos con la gente: "a tal hora en tal lugar" " nos juntamos a las"
pero nunca se cumple el horario pactado, y a veces, ni siquiera la gente se reúne.
por suerte, ese desencuentro, hoy dio algo positivo.

Estaba yo en el colegio, esperando a reunirme con mi profesora y una chica de otro curso (la niña que siempre sonríe, tiene mucha buena onda siempre, y eso es re cool). El tema es que la profe tuvo ciertos problemas familiares y la reunión se canceló.
Estaba yo en el colegio, parada, puteando por dentro, cuando se acercó mi preceptor y empezamos a hablar.
y hablamos de la vida, de la caminata a Luján, de las creencias y de Dios.
Nos dimos cuenta de que la charla era interesante y fuimos a la preceptoría. Me senté en silla enfrente de él. Faltaba que se pusiera unos lentes, sacara un cuaderno y empezara a anotar.
Hablé de mi viejo, mi vieja, mi hermana, mi familia, mi carrera, mis amigos y el amor.
Todo en menos de 45 minutos.
Son esas cosas que uno nunca espera de la persona menos esperada.
Son esas cosas que te hacen dar cuenta que la vida es más que una caja de sorpresas, es un armario.
Son esas cosas, que después de una noche de tormenta, te alegran el corazón de melocotón

2 comentarios:

Funes de la Torre dijo...

No era ese preceptor con el que te llevabas tan mal?
La vida esta hecha de inesperadas experiencias.

Funes

Rocío dijo...

Ciertamente de la persona menos esperado, que linda son esas sorpresas!