Siganme los buenos

tiempos

el viaje a Santa Teresita fue mejor de lo que me esperaba.
Playa, nubes, nenes buenos y un amigo de oro al lado.
Mundo marino, focas, lobos marinos, delfines, orcas y la vuelta al puente del que me caí cuando tenía 5 años.
Noches con nenas, charlas, "me gusta tal", "¿ese es tu novio?", y extrañar.
Despejarme. Despejarme por sobre todas las cosas.

El viernes, antes de irme, pensé que se me venía el mundo abajo.
Las lágrimas en un momento no paraban. Pensé que me quedaba sola, que me hundía en mi propio llanto y que no me iban a sacar de ahí.
Fue horrible. Sentada en el baño, sola, no encontraba la forma de controlarme. Hacía tiempo que no me pasaba. Hacía tiempo que no hacía ruido cuando lloraba.
Al rato, la veo entrar. Abrió la puerta, se sentó al lado mio.
L: Mica, no llores.
Y me abrazó, me hizo mimitos. Así me quede un rato, hablando con ella, contándole.
En el aula, todos me vinieron hablar.
Después, Mr.Preceptor.
Mr: Te puedo robar a Pizarro?

Y me llevó a la preceptoría. Hablamos, me regaló una lapicera y unos pañuelitos.
Cuando llegué a mi casa, me tire un rato en mi cama y me quedé en posición fetal pensando.
Al rato, suena el tel y el gordo me avisa que está abajo.
La imagen de él con una caja de cindor y bizcochuelo casero en la mano, fue la cosa más tierna.
Pasamos la tarde hablando y preparando mi bolso.


Fue raro, que se yo. Pareciera como si el llanto hubiera sido hace un año antes, y que estar con mis amigos y con J hubiera sido ayer.

Son tiempos. Creo que me puedo acostumbrar a estar mucho así.
Tengo que dejar de tener ese miedo, miedo a que todo: BUM!

Me tengo dar tiempo.
Tiempo.



(Santa Teresita)

1 comentario:

PanTiMedia dijo...

Nunca faltan tus fotos de piruetas.