Siganme los buenos

martes otra vez, sobre la ciudad

demás está decir que arrancar la mañana con cindor bien fría y facturitas recién sacada del horno, son un bonus track. Pero son aún mejor, o caen mejor, si la trae Jorge. Creo que me puedo acostumbrar a esto de que todas las mañanas aparezca como un príncipe azul, pero en vez de rosas, traiga facturas.
Cocinamos juntos, lo que hace que el martes de hoy sea un día de gloria para mi. Porque osea, él les hizo el repulgue a las empanadas, pero yo las rellené y yo las cociné. Y lo mejor, es que no se quemaron, si no que salieron doraditas, a lo pizzería. Así que cuando quieran los invito a comer empanadas.
A la tarde estuve a las corridas. Niñas de aquí y niñas de allá. Repitiendo: el igual suma sirve para sumar celdas consecutivas.
Lo lindo fue que hoy varias mujeres se portaron bien conmigo. Una señora me indicó en dónde me tenía que bajar (del colectivo) muy dulcemente. La mamá de una de las niñas me llevó en auto hasta la casa de otra de las nenas. Y también me ofreció aguita fresca.
Para rematar la tarde, restándole que corrí el bondi en alpargatas y que casi me voy hasta el planeta del Principito, el colectivero fue muy bueno, me descontó 0.05 y además usaba sandalias franciscanas y tenía el jean dobladito para arriba, cosa que me causó mucha ternura.

Hace un rato terminé el discurso que me toca leer mañana en la entrega de diplomas, y dentro de todo me quedó lindo.

Espero que mañana sea mejor que hoy, aunque hoy fue un día hermosamente lindo, de esos que te dejan con una sonrisa más linda que la de Colgate.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Volví, aunque siempre estuve.
Aguante tu discurso.

Lulinda dijo...

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